El pueblo

Historia(11/13)

A principios del siglo XIX, predominó también el ambiente bélico. Pero ésta vez, fué época de la invasión napoleónica. Hubo diferentes posturas en la villa ante la autoridad francesa: los ricos del pueblo, se alinearon en su mayor parte a favor de los franceses, la iglesia y las clases medias en contra. Debe señalarse que cuando fueron llamados a tomar parte en la guerra contra los franceses, los jóvenes de Bermeo y Mundaka se revelaron y tomaron violentamente el Ayuntamiento.

El 27 de febrero de 1809, el Ayuntamiento de Bermeo juró fidelidad a José I. Al año siguiente, el sistema foral quedó derogado. En 1812, una escuadra inglesa bombardeó la villa causando grandes estragos en la iglesia de San Francisco. La guerra finalizó en diciembre de 1813 y a Bermeo le quedaron un montón de deudas por los gastos originados y el suministro a la armada. Deudas, ruina y hambre, es lo que tuvo que sufrir la villa.

Pero, no terminaron aquí las guerras del siglo XIX. Todavía le quedaban las guerras carlistas, de las que se convirtió en escenario principal Euskal Herria. A decir verdad, Bermeo, por su situación geográfica en un extremo, quedó bastante apartada de éstas guerras.

En 1833, el Ayuntamiento de Bermeo, por órden del diputado carlista Fernando de Zabala, proclamó como rey a Carlos y la villa quedó en manos carlistas de 1834 a 1839. Los liberales de Bermeo huyeron a Bilbao y sus propiedades fueron embargadas.

En 1865, la reina Isabel II visitó Bermeo y le propiciaron el mejor de los recibimientos, sin embargo, tres años más tarde, en 1868, Bermeo se mostró a favor de la revolución que desterró a dicha reina.

Entre 1872 y 1873, habiendo estallado la II Guerra Carlista, se llevaron a cabo en Bermeo diversas acciones del jefe carlista Goiriena. El mismo Carlos VII se personó en Bermeo, y, aunque le hicieron un buen recibimiento, debe señalarse que no juró los fueros en la Iglesia de Santa Eufemia.

Al instalarse nuevamente en el trono los Borbones con Alfonso XII, tras derrotar a los carlistas en 1876, los fueros vascos fueron derogados; en adelante, Euskal Herria debía aportar impuestos y soldados. Se vió obligada a ello, igual que otros territorios.

A fin de hacer frente a los grandes gastos derivados de la mala gestión y las guerras, y poder pagar a los acreedores y evitar la aplicación de la ley de desamortización, se procedió a la venta de terrenos públicos. También anteriormente, entre 1744 y 1832 el Ayuntamiento realizó concesiones de tierras a particulares para que pudieran levantar caserios. Las privatizaciones continuaron hasta finales de siglo. Si a finales del siglo XVIII, existían ochenta caserios en el término municipal de Bermeo (sin incluir los barrios que actualmente forman parte de Bakio), a finales del siglo XIX había doscientos caserios. Los barrios de Mañu y Arronategi surgieron en ésta época.

En el siglo XIX cambiaron o desaparecieron muchos elementos característicos del Bermeo tradicional:

Primerarmente, el cambio más importante que debe señalarse es la pérdida de la autonomia económica del Ayuntamiento. Hasta el siglo XIX, Bermeo tenía muchos recursos para hacer frente a sus gastos, sobre todo con la explotación de los terrenos públicos. Pero, durante éste siglo, casi todos los bienes en tierras fueron enajenados mediante concesiones o desamortizaciones. Todo ello, porque uno de los objetivos del estado liberal era la privatización de terrenos. De éste modo, el Ayuntamiento, económicamente, quedó a merced del estado y las autoridades provinciales, y, éstos hechos, tuvieron sus consecuencias políticas.

La privatización de terrenos, a largo plazo, trajo el cambio de la flora en los montes de Bermeo: poco a poco, fueron desapareciendo los bosques autóctonos y las plantaciones de pinos y eucaliptus reemplazaron a quejigales, robledales y alisales.

Hasta el siglo XIX, los cementerios estaban instalados alrededor de las iglesias. Al lado de Santa Maria de la Atalaya, al de Santa Eufemia, etc. Durante éste siglo, para protegerse de las epidemias y por haberse quedado pequeños éstos, se acordó sacar el cementerio fuera del pueblo. El 1832, se construyó un nuevo cementerio en Ormabarrieta, y habiéndose quedado también pequeño éste, se construyó otro en Mendiluz, que sigue utilizándose actualmente.

La muralla que circundaba la villa fué desapareciendo poco a poco; a veces porque las casas se iban acoplando a la muralla, y otras, porque se vendía la piedra de la muralla. Los portales también fueron derribados en el transcurso del siglo XIX: en 1827 el portal de Erremedio, en 1829 el de San Migel, en 1833 el de Santa Barbara, en 1886 el de Beiportale. Actualmente sólo nos queda Sanjuanportale.

A finales del siglo XVIII, la iglesia de Santa Maria de la Atalaya, estaba totalmente en ruinas y se pensó construir otra en la plaza de arriba, delante del Ayuntamiento, en el lugar donde se situaba el palacio de los condes de Baños. Las obras comenzaron en 1822 y la nueva iglesia se abrió al culto en 1866.

En 1829 se construyó la carretera nueva a Bilbao, que sube por la vertiente norte del barrio de San Migel, por Itubizkarburu, sustituyendo la tradicional calzada que subía desde Almika. Por otra parte, la vía del ferrocarril en 1881, había llegado hasta Sukarrieta. A finales de éste siglo se instaló la iluminación eléctrica en las calles.

 

 

Historia (10/13) Historia (12/13)

Bermeoko Udala

010 (94 617 91 00)
Arana eta Goiri tar Sabinen
enparantza z/g
48370 Bermeo - Bizkaia
antolakuntza@bermeo.eus

bikain ziurtagiria WAI-AA WCAG 1.0